Estos
días pasados pude observar en un foro de personas de 14 años la opinión que
tienen sobre el mito [1] y la ciencia. Todos dieron su parecer sobre ambos
conceptos, así como sus semejanzas y diferencias. La gran mayoría tiene plena
confianza en la ciencia. Sobre el mito afirman que es mentira, con expresiones
como “es muy antiguo” o “no está de moda”. Sin embargo la ciencia la ven como
lo que “está de moda y lo que mola”, le atribuyen veracidad porque las
respuestas que nos da se fundamentan en ensayos y pruebas que lo corroboran.
Esta desconfianza al mito es debido a la preferencia de la sociedad por lo
actual, la búsqueda del futuro y el olvido del pasado. Así el mito es viejo,
antiguo y la ciencia es lo nuevo, lo que ofrecen las pantallas virtuales de la
moda de hoy y del mañana. Esto nos
muestra que la obsolescencia programada y la innovación son base importante del
sistema capitalista en el que estamos insertos.
Igual
asociación que muestran los jóvenes hacia la ciencia lo hace la mayoría de la
población. No se valora lo realizado por ella, tanto si puede estar en
convivencia con las personas o son las personas sirvientes de la ciencia y su
tecnología. Afirman que la ciencia nos suministra lo que nos facilita más
comodidad y la que nos distrae.
El
mito, la fábula y la leyenda son creencias relatadas y protagonizadas por seres
fantásticos que dan respuesta a un hecho que ocurrió en otro tiempo. Son
relatos de otra época que perviven en el tiempo, pasando de boca en boca y de
generación tras generación. Son saberes sustentados por el saber popular y de
la tradición. Llevan impreso el conocimiento del común del pueblo y su cultura.
Por
otro lado la ciencia es la actualidad emanada de expertos científicos y
tecnócratas. Es el conocimiento de una minoría que goza de un elevado estatus
socio-económico distanciado del pueblo, que trabaja con y para el poder
capitalista. El poder de decisión e implantación en el sistema emana de ellos,
y es ejecutado según sus intereses, muchas veces distanciados del pueblo.
Alguno dirá, yo soy científico y de tu misma clase social, pero aunque tenga
buena intenciones y sus decisiones sean cercanas a nosotros, deberán de pasar
el filtro del sistema, entonces volvemos al inicio.
Otra
forma de desprestigio al sustantivo mito, es pásalo a adjetivarlo,
atribuyéndole otro significado del propio pasando a significar lo falso, lo que
no es verdad. A la definición de mitológico es entendida como concepto a lo
inalcanzable y de otra realidad, incluso como adjetivo despreciativo
fantasmagórico, fanfarrón.
En
el siglo xvi la ciencia tomo poder de decisión para innovar las herramientas en
convivencia con las personas, pero ha llegado a tener tanto poder, que hoy en
día no hay ningún tipo de análisis a pesar de las nefastas consecuencias que
tiene sobre el hombre y el entorno natural. Con el paso de los años la ciencia y
su tecnología nos han llevado a desastres nucleares como Fukushima, Chernóbil o
como ahora nos llegan al cambio climático. ¿Cómo ha podido ser olvidado esto?
Un
amigo me dijo “lo ha dicho la tele” pretendiendo armar su argumento y yo le
conteste “Un país sin leyendas se moriría de frío. Un pueblo sin mitos está
muerto”
Colaborador
del Eco del Palancia: Alfonso G. Soler
[1] Si he tomado la palabra mito como centro
del escrito. He pretendido englobar al mito, la fábula y la leyenda narraciones
populares que forman parte del conocimiento literario común de una sociedad.
Son anónimas, tradicionales y regionales y tienen su origen dependiendo de la
época que el hombre busca respuestas. También es verdad, que cada una de ellas
tiene una diferencia en su relato y su intención. El mito tiene relación con
las creencias y la vida religiosa, la fábula tiene intención didáctica y cuenta
un hecho real y la leyenda cuenta un hecho real, fabuloso de hechos naturales.
http://mariayulimarliteraturaupelipb.blogspot.com.es/2011/06/fabulas-mitos-y-leyendas.html
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