martes, 22 de noviembre de 2016

El Mito y la Ciencia


Estos días pasados pude observar en un foro de personas de 14 años la opinión que tienen sobre el mito [1] y la ciencia. Todos dieron su parecer sobre ambos conceptos, así como sus semejanzas y diferencias. La gran mayoría tiene plena confianza en la ciencia. Sobre el mito afirman que es mentira, con expresiones como “es muy antiguo” o “no está de moda”. Sin embargo la ciencia la ven como lo que “está de moda y lo que mola”, le atribuyen veracidad porque las respuestas que nos da se fundamentan en ensayos y pruebas que lo corroboran. Esta desconfianza al mito es debido a la preferencia de la sociedad por lo actual, la búsqueda del futuro y el olvido del pasado. Así el mito es viejo, antiguo y la ciencia es lo nuevo, lo que ofrecen las pantallas virtuales de la moda de hoy y del mañana.  Esto nos muestra que la obsolescencia programada y la innovación son base importante del sistema capitalista en el que estamos insertos.
Igual asociación que muestran los jóvenes hacia la ciencia lo hace la mayoría de la población. No se valora lo realizado por ella, tanto si puede estar en convivencia con las personas o son las personas sirvientes de la ciencia y su tecnología. Afirman que la ciencia nos suministra lo que nos facilita más comodidad y la que nos distrae.
El mito, la fábula y la leyenda son creencias relatadas y protagonizadas por seres fantásticos que dan respuesta a un hecho que ocurrió en otro tiempo. Son relatos de otra época que perviven en el tiempo, pasando de boca en boca y de generación tras generación. Son saberes sustentados por el saber popular y de la tradición. Llevan impreso el conocimiento del común del pueblo y su cultura.
Por otro lado la ciencia es la actualidad emanada de expertos científicos y tecnócratas. Es el conocimiento de una minoría que goza de un elevado estatus socio-económico distanciado del pueblo, que trabaja con y para el poder capitalista. El poder de decisión e implantación en el sistema emana de ellos, y es ejecutado según sus intereses, muchas veces distanciados del pueblo. Alguno dirá, yo soy científico y de tu misma clase social, pero aunque tenga buena intenciones y sus decisiones sean cercanas a nosotros, deberán de pasar el filtro del sistema, entonces volvemos al inicio.
Otra forma de desprestigio al sustantivo mito, es pásalo a adjetivarlo, atribuyéndole otro significado del propio pasando a significar lo falso, lo que no es verdad. A la definición de mitológico es entendida como concepto a lo inalcanzable y de otra realidad, incluso como adjetivo despreciativo fantasmagórico, fanfarrón.
En el siglo xvi la ciencia tomo poder de decisión para innovar las herramientas en convivencia con las personas, pero ha llegado a tener tanto poder, que hoy en día no hay ningún tipo de análisis a pesar de las nefastas consecuencias que tiene sobre el hombre y el entorno natural. Con el paso de los años la ciencia y su tecnología nos han llevado a desastres nucleares como Fukushima, Chernóbil o como ahora nos llegan al cambio climático. ¿Cómo ha podido ser olvidado esto?

Un amigo me dijo “lo ha dicho la tele” pretendiendo armar su argumento y yo le conteste “Un país sin leyendas se moriría de frío. Un pueblo sin mitos está muerto”

Colaborador del Eco del Palancia: Alfonso G. Soler

 [1] Si he tomado la palabra mito como centro del escrito. He pretendido englobar al mito, la fábula y la leyenda narraciones populares que forman parte del conocimiento literario común de una sociedad. Son anónimas, tradicionales y regionales y tienen su origen dependiendo de la época que el hombre busca respuestas. También es verdad, que cada una de ellas tiene una diferencia en su relato y su intención. El mito tiene relación con las creencias y la vida religiosa, la fábula tiene intención didáctica y cuenta un hecho real y la leyenda cuenta un hecho real, fabuloso de hechos naturales.

1 comentario:

  1. http://mariayulimarliteraturaupelipb.blogspot.com.es/2011/06/fabulas-mitos-y-leyendas.html

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