El
aparato militar como toda industria capitalista se sirve de un departamento
tecnológico para innovar, una infraestructura para la reproducción de elementos
bélicos y de un frente de guerra para el uso y abuso de las armas. También se
sirve de las estrategias comerciales, ya que cuando el arma ha sido utilizada
en la guerra y se quiere continuar agrandando el negocio de las empresas
militaristas, dicha arma es comercializa en el ámbito doméstico. Tal es el caso
del dron, el aparato de guerra que lleva siendo utilizado durante varios años y
en diferentes frentes de combates, con el que se han matado miles de personas.
Ahora pretenden continuar comercializándolo como utilitario doméstico.
La prensa local de Segorbe a los drones
les llama herramienta de seguridad, y
los apellida con frases pomposas como “mejorar
la seguridad ciudadana” y “para la
vigilancia de los campos y situaciones de emergencia” [1]. Con todos estos
engaños solo quieren continuar engrandeciendo las finanzas del capital. A la
vista las resultados causados con los drones en la población, creo que se trata
de una tecnología perniciosa, peligrosa, nada amigable del bien. Todo esto
viene a cuento porque estos días pasados fue exhibido un dron (el avión no
tripulado) en la explanada del Sector 1 de Segorbe, donde despego y maniobro para
dar una panorámica de la zona con la pretensión de estudiar el ayuntamiento de Segorbe
su adquisición.
Los
drones han sido fabricados y diseñados para su utilización en las guerras son
armas teledirigidas desde un lugar muy distante del foco de explosión. El
soldado, polito y cuarentón adolescente está protegido en una oficina, desde
donde dirige con su joint stick y la pantalla del ordenador la trayectoria del
dron, en cuyo interior alberga el explosivo destructor y lo conduce
persiguiendo al supuesto enemigo. El piloto cuando tiene en el punto de mira,
en el centro de la pantalla el objetivo aprieta el botón que dispara o como
dijo el ex piloto de drones de la CIA: "Apuntas, disparas y matas. Eso es
todo"[2].
Los
drones exhibidos en Segorbe con fines domésticos para la vigilancia de campos
son parte de la estrategia comercial capitalista y militar. Ya que el capital
tiene construida una infraestructura militar en pleno funcionamiento (en España
hay en funcionamiento más de 50 empresas [3]), el paso siguiente, es continuar
el negocio de los artefactos militares para uso doméstico, agrícola o para
envenenar los campos. El negocio no tiene fin. Los medios de comunicación,
voceros del capital, lanzan las falsas promesas para convencer al pueblo “entre
2015 y 2025 el impacto llegará a 82.100 millones de dólares y se crearán más de
100.000 empleos” [4]. Otra vez la misma canción.
En
nuestra zona la utilización de los drones seria para vigilar y controlar los
incendios en los montes, pero el monte se incendia como consecuencia de su
abandono y desidia de las políticas agrarias llevadas a cabo por los gobiernos
de turno. El Campo ha mutado: Donde crece el pino, antes había olivo o
algarrobo; donde hay tierra muerta y hiervas resecas por el veneno utilizado,
antes había tierras fértiles; donde había una fuente natural, ahora hay agua no
potable por el sulfato utilizado en el terreno lindante. Podemos continuar con
un largo etcétera que provoca destrozos en el campo e incendios en el monte, y
con todo esto no tenemos aún bastante, la gran industria continua de la mano de
la administración haciéndonos creer que salvara el monte y la vida en la
naturaleza, tratándonos de vendernos semejante maquinaria. Por eso no queremos armatostes
ni máquinas de matar que nos vigilen, ni de apaga fuegos.
FUENTES:
El eco del Palancia: Alfonso G. Soler
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