viernes, 19 de octubre de 2018

Envenenando la abeja y nuestro alimento




La apicultura es uno de las primeras ocupaciones y quehaceres del hombre en la historia de la humanidad. Y hoy en día, es uno de los oficios que está en peligro de extinción debido a la catástrofe medio ambiental en la que estamos inmersos, y donde parece que no existen visos de cambio. Es tan alta la cantidad de venenos vertidos al suelo en las prácticas agrícolas, y la existencia  de altos índices de contaminación que las colmenas están quedándose sin población. Una muerte en las abejas que nos muestra  que todos los seres vivos estamos iguales de afectos que ellas, puesto que nos alimentamos de los mismos nutrientes tóxicos.

El sector agrícola de nuestra zona, minifundista, del bancal escalonado ha sido eliminado debido por las practicas capitalistas y agrícolas, principalmente  la política agraria Europea (PAC) . Tiempo atrás, los bancales de olivos eran visitados por las abejas y las ovejas, hoy en día ya no es así. Por que unos están repletos de matorral y bajo bosque por la renuncia de su cultivo; y los otros bancales,los que se cultivan, el campesino utiliza asiduamente  el glifosato para la eliminación del brote verde, que es el químico mas toxico y el asesino de la abeja y de la oveja.

La pulverización mayormente por glifosato esta determinada por varios motivos, unos cercanos al propio del ciudadano narcisista; y otros forzados por las circunstancias estructurales y económicas.

Así pues, hasta ahora, el agricultor para quitar la leña y las malas hierbas siempre lo ha realizado con su quema en una orilla del campo pero este método, ya no es válido. La fácil propagación del fuego al tener de bancal lindante una gran masa de matojo seco, a la espera del fuego imposibilita tal acto, de la quema. Que de producirse el incendio, los medios de comunicación y los representantes de la política  rápidamente buscan culpabilizar a un desdichado, suele ser un agricultor que estaba realizando las labores de quemado de leña. ¡Pobre ignorante! Gritan todos al unísono. Esta es una idea que ya ha calado y profundizado en la opinión ciudadana. Es una masa de ciudadanos que no ve el origen del incendio en las políticas aplicadas en el agro y que sigue los dictados de la ideología dominante.

Ante la temeridad del fuego, tampoco el campesino ve viable la utilización de la desbrozadota y el tractor por su coste económico y el tiempo que precisan para su trabajo. Al final terminan por la opción del glifosato, que es el elemento más barato, más eficaz pero lamentablemente el más trágico.

También en nuestros pueblos, en sus parques y sus calles el insecticida es igualmente rociado para la plaga de mosquito. Es el químico utilizado por las instituciones gobernantes, las adjetivadas de la sostenibilidad y del ecologismo, y del veneno-verde que termina matando nuestras abejas. Lo llamativo del asunto es que los ciudadanos ven correcta dicha acción sin ver el daño que le ocasiona a su salud. Incluso, las instituciones tratan de desviar el problema del toxico al lanzar mensajes publicitarios o trípticos para indicar al ciudadano como debe de actuar ante las plagas de insectos. De nuevo culpan al inexperto, en este caso es el ciudadano insensible.

Para comprender por qué el ciudadano ve con agrado la utilización del uso de tóxicos en el ambiente nos remitimos al debate que se realizó en el Ateneo sobre el libro “ crédito a muerte ”. En uno de los apartados se consideró sobre la regresión antropológica en la que se encuentra la persona que habita el sistema capitalista actual. Es un individuo consumista y narcisista. Es un sujeto se diseña imagen atractiva llena de fanfarria y máximo placer. Y en el tema que nos ocupa, cualquier mota o insecto que le moleste en su pulcra vivienda debe de ser eliminado, y así evitar su deshonor.

Ante la alineación del hombre narcisista en la sociedad, la Diputación saca su tajada al lanzar año tras año, las "ayudas económicas para la plaga de mosquito. Con ello adquiere una buena imagen política y al mismo tiempo, el lucro económico mediante el trasvase de dinero vía impuestos hacia la empresa fabricante del toxico.

El apicultor es un oficio que precisa de gran esfuerzo y de una legislación muy estricta debido a la varias dosis química que debe de realizar al colmenar por las enfermedades que atacan a la abeja. Y continuar con la utilización de veneno en la piquera aun hace más gravoso continuar con el oficio. Donde sucesos, como al entrar a su colmenar no ver abejas revoloteando y ver el suelo cubierto de un manto negro que son abejas muertas, esta siendo habitual. Debe de replantear el uso de veneno al campo y debe de borrarse toda empresa y institución que la respalde los fabricantes del veneno asesino.

La muerte de la abeja, al chupar el néctar envenenado de la flor, nos muestra que otra parte de ese veneno queda en el fruto que llega a nuestra mesa. Esta parte de pócima también esta en el aceite de oliva de la Sierra Espadán y la Sierra Calderona.


Nota: Al citar ciudadano hacemos advertir que es la persona cercana al voto electoral y acérrimo a la institución ayuntamiento o cualquier administración respaldada por el poder del partido político. No confundir, con el concepto de la persona.


Alfonso Soler Colaborador El Eco del Palancia

https://ecovive.com/causas-de-los-incendios-forestales.    Las causas causadas por el hombre- pueden ser accidentales, negligentes o intencionales y todas ellas suponen el 95% de los incendios forestales de nuestro país.

Alfonso Soler colavorador El Eco del Palancia

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