El territorio,
libre de agricultores, es reordenado según las nuevas necesidades de la
economía, convirtiéndose en una reserva de espacio urbano, en una nueva fuente
de recursos (una nueva fuente de capitales), un decorado y un soporte de
macroinfraestructuras (un elemento estratégico de la circulación). Esta
fragmentación espacial junto con las divisiones sociales que la acompañan
aparece hoy en forma de una crisis global que presenta diversos aspectos, todos
ellos interrelacionados: demográficos, políticos, económicos, culturales,
ecológicos, territoriales, sociales… El capitalismo ha rebasado sus límites
estructurales, o dicho de otra manera, ha tocado techo.
argelaga
Estos días pasados los
agricultores denunciaron los destrozos
en sus plantaciones de maíz causados
por jabalíes, en partidas cercanas a la localidad de Segorbe. En esta
ocasión los malhechores son los jabalíes en otras son los conejos o las cabras
montesas. Son animales que viven en su propio entorno del que están siendo desplazados por la mano
del hombre por la constitución de infraestructuras ferroviarias, carreteras,
autopistas, urbanizaciones… que desbastan sus lugares de paso y vivencia
arrasando el hábitat donde desarrollan
su vida.
Atribuir la escasez de
alimentos y agua en la montaña para los animales debido a la sequía y a los
incendios se queda corto en el análisis, ya que estos dos elementos son
resultado del sistema capitalista en el que estamos envueltos, el cual le da
valor al consumo de mercancía y olvida el medio ambiente que la suministra, no
teniendo en cuenta que la despensa es
finita. Como dice argelaga “el territorio, libre de agricultores, es
reordenado según las nuevas necesidades de la economía”.
Centrándonos en los
recorridos de los animales, observamos fácilmente que su entorno es destrozado
y eliminado por infraestructuras enclavadas
en su territorio. Estas son obstáculos y
grandes vallas que rompen sus vías de paso, cañadas y sendas por lo que los
animales deben de buscarse la vida en otro lugar, cuando estas huidas son continuas
y les falta alimento, los animales ya no temen al hombre y discretamente se
acercan a comer donde tienen comida, en zonas cercanas a los pueblos.
Otra expulsión de los
animales de su hábitat es la eliminación de zonas naturales donde antes había
vida ahora hay muerte, por la
construcción de urbanizaciones y chalet edificados al capricho del consumo
humano, en las laderas de las montañas que son asfaltadas. El hombre que las
habita constriñe el uso de materias que le facilita la naturaleza donde está
emplazado consumiendo en exceso dichos elementos; por citar un ejemplo, la utilización de
abundante cantidad de agua para sus piscinas donde no existe. Todo ello elimina
el ecosistema y lo agota.
Las políticas de la administración siempre son
las mismas independientemente quien gobierne, izquierda o derecha, hacen más
grande el Estado creando nuevas fuerzas del orden y financiando empresas
público o privadas, pero vistos los secuelas
no cesa la destrucción del territorio. Ultimo ejemplo la propuesta del
gobierno valenciano de Puig
al anuncia la creación de un grupo en la policía autonómica para investigar
incendios.
En otras ocasiones se
trata de matar a los animales que causan el destrozo reclamado por una parte de
la población, mediante batidas
de jabalíes o conejos que son sufragadas por los ayuntamientos de los
pueblos afectados dando muerte a los animales en cuestión. También citar la
mano de la ciencia, cuando toma cartas en el asunto, como lo hizo en el años
1952 en Francia que introdujo el virus mixomatosis en los conejos .Elimino de un plumazo el 90% de los conejos de la península, Australia
y Francia, enfermedad que aun padecen
los conejos y esta dispersada por el medio ambiente.
Para nada se fija en
una política de desarrollo del mundo rural y la vida natural, olvidan que la
vida del hombre debe de estar en armonía con la naturaleza y dejar hacer a los
animales su vida, no rompiendo su ecosistema.
Alfonso
G. Soler
No hay comentarios:
Publicar un comentario