viernes, 19 de julio de 2019

las instituciones del toxico y las persona que ya no estan


Una vez terminado el procedimiento de toxicidad ambiental, llamado la plaga contra el mosquito [1], que ha aplicado las instituciones de la Comunidad Valenciana, podemos confirmar que ha sido totalmente inútil para los vecinos y para el planeta, pero muy acertado para las empresas que lo han llevado a cabo y para sus gestores políticos. También, nos demuestra el nulo respeto que tienen los técnicos y sus centros de experimentación sobre la naturaleza, ya que no ven otra alternativa que continuar aplicando contaminante al medio terrestre e hídrico.

Todas las instituciones firmantes del procedimiento toxico han sido unánimes en ejecutarlo y no han dudado un ápice como en anteriores años, en aplicarlo, a pesar de ver continuamente en sus medios de comunicación los problemas ambientales que enfrenta el planeta, ocasionados por el alto índice de toxico echado a su suelo. Además, apuntar que el producto utilizado en la plaga del mosquito es uno de los más dañinos, al respecto.

Así tenemos de la Diputación de Castellón, la institución portadora del montante económico para el plan. Es el organismo que inició la campaña, con frases tan enfermizas como que “… se intentará mitigar la población de mosquitos en aquellas áreas de marjaleria, entornos fluviales y zonas periurbanas y rurales de los municipios” [2], es decir, derramar directamente el veneno al agua y a las poblaciones del entorno del mundo rural. Ya no necesitan esconder la realidad tal como se realizó.
Otras instituciones que intervinieron fueron las conserjerías de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica de la Generalitat Valenciana todas envueltas en las etiquetas del “eco”, “la sostenibilidad”, “el rural” son justamente conceptos que expresan lo contrario de lo referido en sus definiciones, al aplicar protocolos que infectar el territorio [3]. Procedimiento que no tienen nada de sostenible, ni de rural, ni de ecología, es decir que no tienen ningún respeto al medio natural.
Continuando con el tinglado del tóxico institucional, fue el consentimiento que dieron los ayuntamientos de la provincia para aplicarlo en sus pueblos, ya que son las entidades que tienen la potestad legal sobre dichos espacios. Todas ellas están formadas por sujetos alineados a sus partidos políticos, lo que decide el líder lo acatan el resto; y sujetos amorfos que no se plantean ni siquiera las consecuencias que tienen sus decisiones sobre el término que gestionan. Hoy por hoy, son personas que creen que el futuro de la España Vaciada está el turismo, y lo ven como única y absoluta solución. Por eso miman al turista consumista, aislándolo de la picadura del insecto con el veneno que rocían sobre en entrono espacial que circula, su pueblo, es decir el consistorio prima la economía frente a la alta contaminación.

En el lado empresarial, tenemos el matrimonio entre la administración y la empresa concesionaria del químico y de la infraestructura contratada para el protocolo, ambos mutuamente se apoyan para mantenerse en el pulpito del poder y continuar asignándose cada año el protocolo químico, que para ellos, es solo una gran suma capital trasvasado del Estado a la empresa privada. Una foto que manifiesta está unión y de la que no tienen ningún pudor en sacar en sus medios, fue en la entrega del premio Insignia de Plata, ofrecido por la Sociedad Española de Sanidad Ambiental (una delegación del ministerio de Salud y agricultura) a los Laboratorios Lokímica por su labor “La salud ambiental ante el cambio climático” [4].

Prolongándonos en otras asociaciones como la de ornitólogos, que denuncian la reducción del número de aves causado por la contaminación ambiental, sin más argumento, pero no terminan de apuntar quienes son los verdaderos culpables de esta contaminación. Similar posición nos manifiestan, las asociaciones del agro y de la ganadería, las cuales, forzaron al principio la puesta en marcha del tratamiento del químico, argumentando que reducirá la cosecha de frutos y aumentará el coste de producción, ahora de nuevo vuelven a protestar por la ineficacia del procedimiento toxico, parece ser que no tienen nada claro ante la plaga de mosquitos, a pesar del asesoramiento de sus técnicos [4]. También estas instituciones del agro olvidan acusar al verdadero culpable de esta plaga y otras tantas plagas que tiene el campo; igualmente los malos rumbos que está tomando el sector del agro y de la ganadería en su mercado de producción económica.

Terminar con la sorprendente desfachatez del Ayuntamiento de Valencia al culpabilizar a sus vecinos por la alta tasa de mosquito tigre en la ciudad, por tener agua estancada en sus macetas. El consistorio tiene en fase inicial de legislación una ordenanza para denunciar a las personas que no se atengan a la citada ley [5].

Hemos tratado de reflejar una imagen, sobre el modo de actuar de las instituciones y asociaciones burócratas en el entorno natural, donde también se incluye un amplio espectro de la rama de la ciencia y pensamiento universitario, son todos los asalariados del Estado y amantes de lo económico frente a lo social; todos coinciden en reducir la plaga de mosquitos, matándolos eficientemente, es decir vertiendo veneno al suelo y culpabilizando a la ciudadanía. Ante tal despropósito, solo precisamos una mínima reflexión para ver las consecuencias que tiene sobre la naturaleza aplicar acciones como la plaga del mosquito, un alto incremento de la contaminación al verter el veneno sobre la tierra y el agua. Y nos refleja la forma de gobernar y de decidir la política de todas las instituciones que comandan el ámbito medioambiental sobre nuestro entorno y las personas que lo habitamos. Es necesario terminar con la credulidad en instituciones y asociaciones estatales y de la administración; y tomar un acercamiento y vida en armonía con la naturaleza como ocurría en décadas pasadas, cuando el campo local abastecía la cesta de nuestra alimentación.



Alfonso Soler colaborador de El Eco del Palancia

miércoles, 3 de julio de 2019

LOS RESIDUOS DE LA ENVASADORA DE ZUMOS Y SU PRENSA


La empresa puntera de zumos en la zona del Palancia J. García Carrión, de nuevo nos muestra el problema de sus residuos desde el periódico de aquí [1]. Un problema que tienen enquistado y que no tienen ninguna solución. Es más, lo llevan arrastrando desde su puesta en marcha, ya que nunca realizaron ningún tipo de estudio, ni análisis medio ambiental al respecto. Ahora lo que tratan como novedad, es construir un colector para verter toda la basura que tiene acumulada la empresa al rio y a la acequia de riego. Pero no es nada nuevo, ya que resulta ser lo mismo que está realizando actualmente. Lo chocante del asunto, es como lo ha encarado el redactor de la nota periodística, al plasmar de una pasada el respeto al medio ambiente que tendrá el proyecto en el día de mañana, es decir emitir un juicio a futuros; y la utilización por parte del periodista en su nota, de una gran cantidad de palabras, todas ellas vacías en contenido, muy propias de la actual neolengua que tan en boga esta en nuestra actual ecodemocracia, y tan admirada por su ciudadanismo.

La situación es que la envasadora de zumos tiene unos depósitos en su almacén llenos de residuos generados por la producción de la fábrica. Y ahora, el problema es que estos depósitos ya están a su línea de flotación, a un punto de no poder acumular más porquería, y precisan urgentemente su vaciado fuera del almacén.

En el sistema democrático, que es el actual, el protocolo establecido por todas las instituciones, indiferentemente del ámbito que gestionan, es tomar por un lado un fuerte respaldo de los organismos, a ser posible "eco"; y por otro, cumplir la legislación ambiental establecida, con el fin de reducir la catástrofe ambiental, en la que estamos inmersos.  Pero este protocolo es bien fácil ver su inutilidad, ya que la contaminación va en aumento, igual que todo referente al medio ambiente. Es decir, continuar atando cabos mediante leyes e instituciones es acumular más veneno, más basuras y más desertización de la tierra. En el caso de la envasadora, desde el inicio de su puesta en marcha las instituciones administrativas e hidrográficas siempre la han respaldado, incluso afirmaron que se había realizado un proyecto medio ambiental. Este fue el inicio de generar basura al rio. Ahora de nuevo, la nota periodística nos da fe que el respaldo es el mismo, son las mismas instituciones hidrográficas y políticas que al principio. Nada nuevo bajo el sol, ya que una continuación.

Por otro lado, el articulista en su artimaña de escribir nos fuerza a asumir como verdad suprema y a priori, que el proyecto tiene un alto respeto al medio ambiente, aun cuando se construirá en un futuro. Y para ello, cuentan con el aval y cuño de cada una de las instituciones ecológicas, hidrográficas y de las administraciones locales, como si todas ellas formaran parte de la certeza más absoluta, de la claridad más trasparente. Por ello, nos resulta más que sorprendente otorgar tal valor lucidez y trasparencia tras lo acontecido sobre los residuos de dicha empresa, y de una sinvergüenza por parte de todos los implicados.

Respecto al arte de escribir y de publicidad del periódico, podemos leer a lo largo de todo el artículo palabras bien sonantes pero vacías en contenido, vocablos muy asiduos de la ecodemocracia, aunque su significado real es bien distinto. Así es, que en el artículo solo nos dice que van a “… ejecutar (un) colector de agua depurada directamente a Dominio Hidráulico Público. “. Vamos que van a verter los residuos fuera de la empresa al Dominio Público, pero el arte de redactar la nota con un abanico de palabras como: "sostenible"," reutilización", "regeneración ", " calidad del agua", … todo un abanico de palabros con dulzura que ocultan el sentido real del cataclismo hídrico.


La empresa para generar valor capital precisa de la sobreexplotación de los recursos del medio ambiente. Este acelerado proceso de sobreproducción, de legislación y gestionado por las instituciones de la ecodemocracia nos está llevando al desastre; por eso confiar en ellas, es acelerar el envenenamiento del terreno y del agua, y continuar dispersando polución al aire que respiramos. No dudamos que la empresa envasadora construya un colector para verter residuos al agua de riego, como lo hace ahora; lo que no dudamos y denunciamos es que este proyecto es para verter su basura al medio natural e hidráulico, y que tanto expertos como analistas nos muestran su ineptitud al no ver otra alternativa.

Alfonso Soler colaborador del blog El Eco del Palancia