miércoles, 30 de mayo de 2018

mundo rural en la capy

En el desarrollo del entorno rural, el hombre del campo con la practica de actividades  agropecuarias dotan de vida al entorno y biodiversidad, una alteración o cambio en estas actividades tiene consecuencias desastrosas sobre le territorio. Esta es la situación en la que nos encontramos, por eso no es de extrañar los desastres naturales que tenemos cada cierto tiempo; los incendios, las sequías, los desequilibrios de especies de animales y otras que están por venir si no se cambia la situación. El capitalismo mediante sus políticas extractivas ha vaciado el campo de actividades de reproducción rural para ahora desarrollar su industria del turismo rural, para llevar a cabo esta mutación ha utiliza sus fuerzas políticas e instituciones vinculadas al rural, las cuales, deben de contentar a una masa de población y que vean el cambio con buenos ojos, mediante el soborno subvencionado y la manipulación.

Así, el pasado día 26 de mayo vimos como cobro protagonismo el mundo rural en la ciudad de Valencia. Una manifestación convocada por asociaciones vinculadas al mundo rural vitoreaba por «un mundo rural vivo y (de) nuestra cultura», por las calles de la ciudad [1]. La mayoría de las asociaciones vinculadas al mundo rural pero “sin el hombre rural”,  puesto que su actividad esta versada en el ocio y recreo, es decir en la industria del turismo. Por otro lado, no es de extrañar que alcen la voz en la ciudad, ya que  las manos del poder están en el centro, en la ciudad, para poder maniobrar sobre el afuera, el campo, por eso todas las asociaciones convocantes tienen sus sedes domiciliadas en la ciudad de Valencia y muy alejadas de los pueblos.

Por otro lado, el día anterior, el día 25 de mayo en la localidad de Segorbe se desarrolló dentro de las III jornadas Ecorurales del Alto Palancia, la presentación del libro “Vidas a la intemperie” del agrícola y escritor Marc Badal. Se visualizó una posición que abraza al desarrollo del hombre del campo y de la ecología. En el debate final, se discutió sobre la nueva estrategia de negocio al que se ve forzado el mundo rural, de oportunidades de venta y negocio para el desarrollo de la industria del jolgorio y del pasatiempo, del turismo, ya que hacen imposible subsistir trabajando en los oficios autóctonos del territorio. Esto quedó patente en Valencia, por el porcentaje de asociaciones asistentes mayoritarias en reclamo del turismo y minoritarias del turismo.

Así, en la manifestaron la gran mayoría de asociaciones que asistieron son del mundo del festejo taurino, de las carreras de montaña, de la bicicleta, de la caza y tantas otras similares, todas dinamizan actividades del ocio, del recreo en el campo y del mundo guay, son actividades de la autosatisfacción y del cuidado del cuerpo de los participantes que obstaculizan e impiden las labores en el mundo rural. El desarrollo de turismo elimina las practicas agrarias al desarrollar infraestructuras, acercando la ciudad al campo y agotando recursos naturales al utilizarse para otros menesteres, alejados de lo natural y cercanos al capricho de la decisión de los gestores de la nueva industria.

Llama la atención las dos asociaciones que comandaron la manifestación, referenciadas al mundo de la caza, la Federación de Caza y del toro referidas al Bous la carrer su actividad es matar o maltratar a los animales, nos resulta chocante su posición agresiva hacia los ecologistas o “animalistas” respecto a la propuesta para regular la sobrepoblación de algunas especies. Si en los primeros su opción es eliminar algunas reses mediante la bala, para restablecer el equilibro poblacional de las reses, en los segundos, los animalistas prefieren soltar animales esterilizados al medio para impedir la reproducción de la especie. ¿A cuál de las dos propuestas más bárbara y salvaje para la biodiversidad?  Cuando la única estrategia que dota de vida al mundo natural y animal es el pastoreo, el cultivo de vegetación autóctona, como el olivo el algarrobo, el cerezo y tantos otros árboles frutales que han formado la vegetación de nuestra comarca.

Así, y continuando con las personas asistentes a la manifestación, una parte de ellas merecen mi más sincero respeto, puesto que el día a día de su oficio es una lucha continua por mantenerse en pie, ante las inclemencias políticas que le atentan, son las gentes del campo. Son las personas que están dentro de los movimientos del éxodo y la despoblación, las que sufren la indecisión de continuar laboreando el campo o bajarse a la ciudad.

En la cara opuesta esta, el grupo de personas que aplican las políticas de gestión de nuestro territorio, los políticos gobernantes de la Comunitat Valenciana. Son los que han provocado el trasvase de personas del interior a la costa y el agotamiento del medio ambiente, pues estos mismos coreaban consignas en la manifestación como  «ninguneo político» o «En los despachos se legisla partiendo de la ignorancia, bajo influencia de planteamientos sectarios». No sé ni como definirlos, ni como adjetivarles por la aberración que ocasionó dicho acto, pero me sugiere preguntas como ¿por qué no fueron despachados? ¿A quién vociferaban estas personas? ¿A sus ombligos? Son las maniobras de la manipulación.

La biodiversidad es la práctica agrícola y ganadera en el medio ambiente que regula cualquier desfase natural en el medio, tanto animal como de vegetación. Y marchas como la del pasado el día 26 de mayo en Valencia por el reclamo del mundo rural, por personas que no han vivido nunca en dicho lugar, solo es otra jugada “política” del engaño para la industria de la economía y del beneficio.


Alfonso Soler colaborador de El Eco del Palancia