viernes, 6 de abril de 2018

Destrozar el patrimonio para el bien del coche




Urbanizan las calles para el bien del coche

Llevamos largo tiempo asistiendo la destrucción de las aceras y del suelo adoquinado de las calles José Gimeno Agius y la calle San Vicente. Dicho adoquinado esta siendo sustituido por la colocación de su sucedáneo, una plancha de pavimento cementado e industrial. El único fin que se persigue es agilizar la circulación del coche en el entorno urbano, eliminando los obstáculos que le impiden circular con más fluidez. Ocultando los residuos líquidos y destrozos ocasionados. Vemos que son otra artimaña  para continuar con la industria del cemento y del auto que estos años atrás le dio grandes beneficios. Muchos vecinos se preguntan, ¿tan mal están las nuestras calles? La respuesta es obvia, en este sistema capitalista donde el beneficio es lo único importante.

El afirmar que se urbaniza para el bien del coche lo intuimos al revisar la memoria del proyecto del ayuntamiento sobre las citadas calles, en su punto “justificación de la obra” cita que “se eliminarán las actuales aceras y se construirán otras de iguales dimensiones pero al mismo nivel que la calzada para que el tránsito de los peatones sea lo más cómodo posible” [1]. Mas bien es que la persona se encuentra desprotegida al quitar la acera y el único beneficiado es el coche que circula con mas fluidez y sin obstáculos. Al quitar el desnivel de la acera, es no ver la utilidad que dio durante mucho tiempo, puesto que no solo es dar paso al peatón y protegerlo, también tubo la finalidad de proteger de los rasguños que le podían ocasionar los carros a la fachada de las casas, al impedir que las ruedas de carro se rascasen la pared de casa. Algo que vemos hoy en día como la más natural, los coches aparcado en nuestra puerta y ahora tocando nuestra puerta.

En antiguas fotos de Segorbe [2] vemos las calles de tierra o de cantos redondeados. Fácilmente intuimos de donde salió la materia prima para su construcción y quien las cubrió, los vecinos.  Al inicio las calles eran de tierra y de cascotes que colocaban los vecinos para entrar a su domicilio, cuando llegaban las lluvias y les deterioraban el suelo, todos manos a la obra la allanaban de nuevo. Es el camino de paso de sus enseres a su hogar, puesto que a todas las gentes les enorgullece tener la puerta de su casa “hermosa”, por eso la embellecen con macetas y flores. Con el paso de los años, el suelo fue variando, la tierra y cascotes fue sustituyéndose por piedra más específicas, pudiendo ser cantos redondeado seleccionados y traídos de la rambla con sus caballerizas o a hombros. Mas tarde se construyeron las aceras, una plataforma que no la destruiría la lluvia y las tormentas, en ellas vemos otro elemento, las piedras labradas, para sostén del desnivel. Son piedras donde aun se observa la intervención de la mano del hombre, en ellas se percibe la marca del cincel. El paso de los años se modifica el suelo y se adoquino. La calle adoquinada y  con sobrenivel de la acera y reforzada por piedra labrada es el suelo que tienen las calles de José Gimeno Agius y San Vicente y que el ayuntamiento esta sustituyendo por cemento.

Hasta aquí, hasta el momento de la intervención de la fabrica, de una forma y otra ha sido la mano del hombre la que a participado en la construcción de las calles, colocando y creando;  los adoquines, los cantos redondeados, piedras labradas y un largo sinfín de elementos artesanos, ahora todos quitados para implantar el cemento y el asfalto. Es un sustituto que carece de identidad, es mas, borra de nuestro recuerdo cualquier adjetivo de halago al pueblo, pero reporta grandes beneficios al capital.

El entorno esta en continua transformación y movimiento, lo que provoca alteraciones físicas y sociales a los vecinos, por lo tanto, al reparar o construir se debe de realizar en armonía y en paralelo al desarrollo de la vida de las personas que lo habitan, con ello se muestra agradó y bienestar a las  gentes. En caso contrario, causa incomodidad y rechazo, tal es el caso de los proyectos realizados en las zonas del Sector 1 y del Sector del Molino de La Fraila, donde las  premisas de "acomodo" rápidamente se esfumaron. Ahora, al paso de los años, en estos sectores, tenemos lugares con amplios rastrojos acorralados por sus calles cementadas y asfaltadas, donde la vida brilla por su ausencia. Igual ha pasado en la modificación de alguna calle del pueblo, como es el paseo Raimundo y los balcones de la Glorieta del Botánico Pau. Lugares junto al botánico, en vez de establecer un casamiento con la naturaleza y crear un lugar que preste al descanso y cercano a la naturaleza, han construido unos balcones marmolados y fuera de lugar. En la zona del paseo ocurre algo similar, ya que ha quedado un espacio árido y solitario, con un suelo pavimentado y tan mal construido que impide el crecimiento de los pocos árboles plantados.

Al realizar el estudio de un pueblo se analizan los elementos que contiene su entorno. Se realizan catas sobre su suelo, y todo elemento que se obtiene por ínfimo que parezca es documentado y archivado en la biblioteca. En el momento que estos elementos son eliminados de su sitio, es anulado también nuestro pasado, nuestras tradiciones y nuestra cultura. Es eliminar algo del patrimonio y de la historia del pueblo. Por eso nos resulta chocante, la posición del Ayuntamiento que pretende salvaguardar toda imagen de zona rural, para poder promocionar el pueblo dando alabanzas al sistema tradicional de “mandas” de reparto de aguas por los regantes del pueblo de Segorbe [3] y por  otro lado, lo poco que queda de tradicional o histórico como el adoquinado de las calles, lo están eliminado.

Dando un garbeo por los pueblos de la península, en todos los rincones donde encontramos encanto, alegría o un momento de contemplación, estamos rodeados por el silencio y el aroma de las plantas que tenemos cerca. La calle por la que paseamos, lejos del auto y sus crueldades, con su suelo empedrado y dibujado, nos guía arropándonos por las paredes de roca, de donde cuelgan macetas, balcones de forja y madera son el lugar de la cultura y de nuestra historia. Lugares como este hay en Segorbe, solo falta más vivencia y ningún auto; mas naturaleza y menos cemento; aceras de rodeno y no bolardos; y el dibujo natural sobre el suelo de canto rodado que conduce el vertido de agua y guía y atrae al paseante.
 [2] "Segorbe: así fuimos" de Rafael Simón Abad,

Alfonso Soler colaborador de El eco del Palancia









Citas:

Nosotros dirigimos a la historia para decirnos “esto no es bueno” o “esto es malo”... Podemos decir esto fue vida y esto otro, la obra de nuestro padres, son tus pruebas materiales. Esa vida se conserva en ellos, aunque lo hagamos olvidado; algún día alguien buscara estas pruebas, aunque no nos demos cuenta

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Emplazamos a otras personas que deben de cuidar (la arquitectura) lo hagan mediante la protección y no la restauración; para ahuyentar la degradación mediante el cuidado diario,…

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Valor Sentimental

Valor histórico

Pintoresco y bello

Elevado número de generaciones que usaron

Testimonio de evolución de ideas

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Toda obra arquitectónica debe ser hecha en cooperación y pasando la sapiencia entre generaciones. La naturaleza y la calidad de esa obra viene determinada por las condiciones sociales en que viven y varían cada época.--- El socialismo

Podemos invocar el testimonio de esas maravillosas obras que han estado con nosotros, cuyos autores desconocidos y anónimos, se contentan con dárselas al mundo a cambio de un sueldo que era poco cuesta y el placer del trabajo y la conciencia de que esta era útil.